Jean Piaget,
epistemólogo, lógico y pedagogo suizo, nació el 9 de agosto de 1986 en
Neuchâtel y murió el 16 de septiembre de 1980 en Ginebra. Es el hijo mayor de
Arthur Piaget, profesor de literatura medieval y de Rebecca Jackson. Cuando
tiene 11 años y es alumno de la escuela latina High School de Neuchâtel,
escribe un comentario corto sobre un gorrión albino que vio en un parque. Este
pequeño artículo ha sido considerado como el punto de partida de una brillante
carrera científica que fue ilustrada por unos sesenta libros y por muchas
centenas de artículos. En ese momento escribe a Paul Godet, director del museo
de historia natural de Neuchatel, pidiéndole autorización para estudiar, fuera
de las horas de atención al público, las colecciones del museo. Godel lo acepta
en calidad de aprendiz y lo inicia en el estudio de los moluscos que era su
especialidad. Su interés por los moluscos se desarrolla tanto que le ofrecen un
cargo en esa especialidad, pero debe rechazarlo por ser sólo un estudiante del
colegio secundario. Muere Godel en 1811. Antes de terminar sus estudios
secundarios Piaget será un malacólogo de renombre. Publicará muchos artículos
en este dominio que continuará a interesarle toda su vida. Entre 1913 y 1915
publica una quincena de artículos producto de esos estudios sobre moluscos. Lee
a Kant, Bergson, Spencer, Comte, Lalande, Durkheim, W. James, Ribot y Pierre
Janet, y es acá que escribe sus primeros estudios filosóficos.
Sobre su
teoría: En sus trabajos, Piaget distinguió cuatro etapas en el desarrollo
intelectual del niño. En el estadio sensoriomotriz -desde el nacimiento a los
dos años-, el niño se ocupa de adquirir control motor y conocer los objetos del
mundo físico, pero aún no forma símbolos de estos objetos. Después, en el
periodo preoperacional, de los dos a los siete años, el niño se ocupa de
adquirir habilidades verbales y 4 empieza a elaborar símbolos de los objetos
que ya puede nombrar, pero en sus razonamientos ignora el rigor de las
operaciones lógicas. Será después, en la etapa de las operaciones concretas, de
los siete a los doce años, cuando el niño sea capaz de manejar conceptos
abstractos como los números y de establecer relaciones. El niño trabajará con
eficacia siguiendo las operaciones lógicas, siempre que lo haga con símbolos
referidos a objetos concretos y no abstractos, con los que aún tendrá
dificultades. De los doce a los quince años vive (edades que se pueden
adelantar por la influencia de la escolarización), en la etapa operacional
formal, si es que alcanza esta etapa, porque según Piaget, no toda la población
llega a este nivel, y operará lógica y sistemáticamente con símbolos
abstractos, sin una correlación directa con los objetos del mundo físico.
En sus
trabajos, Piaget distinguió cuatro estadios del desarrollo cognitivo del niño,
que están relacionados con actividades del conocimiento como pensar, reconocer,
percibir, recordar y otras. Piaget puso el énfasis de su trabajo en comprender
el desarrollo intelectual del ser humano. Sus estudios prácticos los realizó con
niños en los que observaba como iban desarrollando etapas y como adquirían
diversas habilidades mentales.
Los trabajos de
Piaget acerca del desarrollo cognoscitivo del niño fueron los más conocidos y
reconocidos en su época, su teoría dejó muchas inquietudes que servirían
después a otras propuestas acerca del desarrollo cognitivo.
Para Piaget el
desarrollo intelectual es un proceso de reestructuración del conocimiento: El
proceso comienza con una estructura o una forma de pensar propia de un nivel.
Algún cambio externo o intrusiones en la forma ordinaria de pensar crean
conflicto y desequilibrio. La persona compensa esa confusión y resuelve el
conflicto mediante su propia actividad intelectual. De todo esto resulta una
nueva forma de pensar y estructurar las cosas; una manera que da nueva
comprensión y satisfacción al sujeto. En una palabra, un estado de nuevo
equilibrio.
Según la
explicación genética de la inteligencia los estadios son los siguientes:
· Estadio sensoriomotor (0-2 años). La inteligencia del niño es fundamentalmente práctica, ligada a las acciones sensoriomotrices. A través de estas acciones y de sus coordinaciones, el sujeto empieza la estructura de la conservación y la intencionalidad, punto de partida y base para la construcción de las categorías operatorias posteriores, así como de la función simbólica.
· Estado preoperatorio (2-7 años). Los procesos de simbolización están en pleno desarrollo: el juego simbólico, esquemas verbales, imitación diferida, la reflexión motriz constituyen acciones interiorizadas que, a falta de conceptos y de pensamiento lógico, presentan una serie de limitaciones, como el egocentrismo, la falta de reversibilidad y un pensamiento aún basado en las apariencias perceptivas. La función simbólica puede definirse como la capacidad que tiene el sujeto para representarse un objeto u hecho no presentes por medio de objetos o gestos que le sirven para evocarlos. Son simbólicos en su representación; la culminación de esta función simbólica se presenta con la aparición del lenguaje, en el que las cosas son sustituidas por conjuntos de signos arbitrarios, como las palabras, que aún cuando arbitrarios, tienen carácter social y valor comunicativo.
· Estadio de las operaciones concretas (7-11 años). Se caracteriza por la aparición de la lógica y la reversibilidad y por la superación del egocentrismo. El pensamiento lógico y las operaciones intelectuales sólo son posibles en la medida en que el sujeto se enfrenta con problemas u objetos concretos. De igual manera, si estos objetos son suprimidos del campo de acción, las posibilidades disminuyen.
· Periodo de las operaciones formales o proporcionales (adolescencia y años posteriores). Aparece la lógica formal. El sujeto ya es capaz de reflexionar no tan sólo sobre los objetos concretos, sino además, sobre proporciones que contienen dichos objetos. El pensamiento es capaz de realizar la combinación lógica que le posibilita un análisis de las distintas resoluciones de un problema, se vuelve hipotético-deductivo.
La teoría genética presenta un doble atractivo para ser estudiada en el campo educativo. Es, por un lado, una teoría del conocimiento que dispone de una sólida fundamentación, basada en la investigación empírica sobre la construcción del conocimiento científico, y también es una teoría del desarrollo que trata de la evolución de las competencias intelectuales desde el nacimiento hasta la adolescencia, junto con el desarrollo de nociones y conceptos relacionados con áreas escolares y en especial con las matemáticas y las ciencias naturales.
Aprenender la magnitud de la teoría piagetiana supone un desafío. A pesar del prestigio que rodea su nombre y de la numerosa bibliografía, proyectos y ensayos que dan cuenta de la aplicación de su teoría a la educación, la epistemología genética no logra traspasar como se merece los pétreos muros de la escuela, y el impacto de su teoría sobre la práctica educativa dista mucho, aún en la actualidad, de ofrecer frutos significativos en el ámbito escolar.
La educación ha
recibido una valiosa aportación en lo que se refiere al sujeto epistemológico,
al conocimiento de los procesos de desarrollo de la inteligencia y la
concepción de un aprendizaje en su dimensión biológica, interaccionista y
constructivista, ejes fundamentales de su teoría. Entendemos que si la escuela,
los maestros y nuestro sistema asumen estas categorías, cambiaríamos
radicalmente en cuanto a funciones, propósitos, contenidos y métodos, cambio
que desencadenarían el nacimiento de una nueva escuela, escuela para el desarrollo
apoyada en el desarrollo intelectual y social de los sujetos y en la ciencia
como racionalidad por alcanzar.